—Little Will, te extrañé terriblemente —Celine acarició el lado de la cara de William—. También extrañé tu cocina. ¿Puedes preparar algo bueno para comer en la cena?
—Por supuesto, Maestro —respondió William. La suave mano de Celine se quedó en su cara unos segundos más antes de que ella palmeó la cabeza del chico.
—Estoy deseando que llegue la cena —guiñó Celine—. Haz lo mejor que puedas, Little Will.
Celine lo dejó ahí y se dirigió hacia las escaleras.
William la observó marcharse hasta que ella ya no estaba a la vista antes de apresurarse hacia el Mono Loro que lo miraba con una sonrisa burlona.
—Segundo Maestro, la Maestra me está asustando —dijo William—. ¿Está planeando algo siniestro para mí?
—¿Cómo podría ser eso? —respondió Oliver de manera exagerada—. Sabes que la señora se preocupa mucho por ti. ¿Cómo podría hacer algo siniestro contigo?