Al día siguiente, Henry llevó a William y la mitad de sus subordinados al Bosque Caprichoso para buscar Hipogrifos una vez más.
Dave fue encargado de proteger su campamento, junto con las seis personas de su equipo. Los hipogrifos heridos que habían capturado el día anterior estaban en su campamento y alguien tenía que guardarlos para asegurarse de que no fueran atacados por bestias errantes.
Puesto que el Grifo estaba allí para actuar como disuasorio, William podía dejar su campamento con tranquilidad de espíritu.
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—Oh. ¡Ya veo! ¡Muchísimas gracias! —dijo William.
El ciervo frente a él baló suavemente mientras corría hacia las profundidades del bosque.
—El territorio del segundo grupo de Hipogrifos está a una milla de distancia en esa dirección —afirmó William mientras señalaba al Noreste—. Vamos.
Aerith caminó junto a William con una expresión curiosa. —¿Acabas de hablar con un ciervo?
—Mmm —William murmuró su respuesta mientras seguía caminando.