—Primero iré a la capital —Mordred le dio una palmada en el hombro a William—. ¿Estás seguro de que no quieres venir conmigo?
—William negó con la cabeza —Todavía tengo que entrenarlos, tío. Aún no están a la altura de mis estándares.
—Mordred miró a los treinta y seis hipogrifos en el cielo. Actualmente estaban practicando una formación aérea junto con el guiverno y el grifo.
—Aún tenían diez días más antes de la Ceremonia de Investidura, pero Mordred tenía que ir a la capital temprano porque James le pidió que hiciera algunos recados. También estaría allí para presenciar cómo el Rey otorgaba oficialmente a William su puesto de comandante porque todos los nobles debían asistir a la ceremonia.
—Esta era la manera del Rey de dejar que todos supieran sobre el nacimiento de la nueva Orden de Caballeros y darles la oportunidad de ver a William. De esta manera, lo reconocerían cuando visitara sus dominios en misiones oficiales.