—Definitivamente sabes cómo armar un alboroto —dijo Est mientras observaba al atractivo Medio Elfo que estaba recostado en el sofá.
—Yo también te extrañé, Est —respondió William al mirar a su buen amigo a quien no había visto durante un mes—. ¿Cómo va todo en la academia?
—No ha cambiado mucho, pero la academia reanudará sus clases dentro de una semana —informó Est—. ¿Estás seguro de que quieres ponerte en contra de la Secta de la Niebla? Son una facción bastante poderosa en el Continente Central.
—Ellos me atacaron primero —objetó William—. Yo estaba en lo mío, pero tuvieron que molestarme. ¿Crees que me quedaré parado y les permitiré humillarme? Eso no sucederá.
Est suspiró, pero William tenía razón. Si Kingsley no hubiera armado un escándalo, todo habría terminado sin problemas. Ian e Isaac estaban detrás de Est asintiendo con la cabeza en acuerdo.
—Por cierto, ¿les interesa unirse a mi Orden de Caballeros? —preguntó William—. Si se unen ahora, les regalaré un Guiverno.