Una charla con el Príncipe más Joven

Wendy miraba hacia fuera por la ventana de su salón de clases. Se reía de vez en cuando, lo que hacía que Est y el resto de sus compañeros la miraran con expresiones divertidas.

La escena de William besándola aún estaba fresca en su mente y eso la hacía sentirse eufórica de felicidad. Había olvidado completamente que ya no estaba en la habitación de él, sino en su salón de clases.

—Señorita Armstrong, parece que hoy está muy contenta —dijo Layla con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—. ¿Por qué no comparte con toda la clase la razón por la que está riendo como una mandrágora?

Wendy, distraída, miró a Layla y dijo sin pensar las palabras que tenía en mente.

—El Comandante Guillermo besa bien.

Est, que estaba sentado no muy lejos de ella, dejó caer el libro que tenía en su mano mientras sus ojos se abrían de sorpresa.

Ian, que estaba sentado al lado de Est, tenía la boca abierta lo suficiente como para que pasara una pelota de golf.