—¿Dónde se fueron los dos? —preguntó Wendy cuando William y Est regresaron a la Villa en el Dominio de las Mil Bestias—. Han estado ausentes por algunas horas.
William sonrió y se sentó en el sofá al lado de Wendy.
—Est y yo hicimos un poco de entrenamiento. ¿Verdad, Est?
Est asintió. Su rostro estaba calmado y sereno, lo cual era muy diferente de la dama de cabello plateado dentro del Mundo Espiritual de Guillermo, quien se derretía de felicidad a causa de los besos de William.
Ian miró a su Joven Maestro con una mirada comprensiva. Después de pasar tiempo con William en las últimas semanas, sabía cuán apasionado podía ser el Medio Elfo cuando los dos estaban juntos.
Suponía que su Joven Maestro había podido compartir un momento íntimo con William basado en la ligera sonrisa que podía verse en la comisura de los labios de Est.