William se teletransportó al Décimo Piso de Atlantis y llevó a Chiffon a su Villa Marítima. Unos segundos más tarde, la Divinidad de la pequeña niña se descontroló.
Antes de que su razonamiento fuera completamente dominado, Chiffon golpeó el estómago de William con toda su fuerza, enviando al Medio Elfo a volar cientos de metros lejos de su ubicación.
—Hermano Mayor, lo siento —murmuró Chiffon antes de perder la conciencia—. Por favor. Huye.
Fue entonces cuando William vio de primera mano lo que el poder de los Siete Pecados Capitales podía hacer, una vez que perdían el control.
Chiffon abrió la boca de par en par y se escuchó un crujido. Era como si el espacio mismo estuviera siendo distorsionado y el aire a su alrededor temblara.
Una serie de notificaciones sonaron dentro de la página de estado de William advirtiéndole del peligro que estaba por ocurrir.
—¡Anfitrión! ¡Por favor, deprisa! ¡Sal de este lugar! ¡Todo en este piso será devorado por Chiffon! —gritó el Sistema.