Un pasado que quedó atrás

Chiffon arrastró su cuerpo cansado hacia una pequeña casa cerca de la villa. Su ropa estaba toda sucia, y su cuerpo se sentía húmedo y pegajoso. Justo cuando cruzaba el salón, una ligera tos llegó a sus oídos.

—Chiffon, has vuelto —dijo una dama pequeña y hermosa con cabello rosado mientras se dirigía hacia Chiffon.

Sus ojos miraron a su hija, y su corazón dolió por lo que vio.

—Vamos al baño primero. No me he bañado tampoco, vamos a bañarnos juntas.

Otra tos escapó de los labios de la dama después de terminar su oración. Claramente, no se sentía bien, pero ver a su hija en ese estado le dolía más que su enfermedad.

—Mamá —Chiffon extendió la mano y abrazó a su madre. Unos segundos después, comenzó a sollozar. Era como si estuviera desahogando todas sus quejas a la única persona que realmente se preocupaba por ella.

Abril, la madre de Chiffon, la abrazó de vuelta.

No le importaba que su hija estuviera sucia.

No le importaba que su hija apestara.