Déjalo en mis manos

Gustav se detuvo en su camino y se dio la vuelta para mirar al Director Erwin.

—¿Por qué estás haciendo esto? Academia Echelon también es tu escuela... ¿Deseas que se venga abajo? —preguntó el Director Erwin con una mirada conflictuada.

—Jaja, esa es la pregunta más graciosa que he escuchado... El Director Erwin debe ser un comediante, ¿realmente cree que me importa esta escuela? —Gustav se rió ligeramente mientras preguntaba.

«La escuela puede quemarse por completo por lo que me importa», pensó.

No debería ser nuevo para todos que odiaba la escuela después de todo lo que le hicieron pasar, y aun así el Director Erwin preguntaba como si no estuviera al tanto de nada de eso.

—Por favor, Gustav, no puedes permitir que la reputación de la escuela se hunda —rogó uno de los maestros.

Los demás maestros también tenían una mirada suplicante en sus rostros.

—La escuela estará agradecida —añadió el subdirector.

Gustav se rió entre dientes y se dio la vuelta.