—Aunque eres una persona bondadosa por naturaleza, debería haber un límite y tienes que entender que no todos merecen tu bondad —le sermoneó Gustav.
«¿Él me ve como una persona bondadosa?» Angy sintió cómo su corazón se estremecía al escuchar eso de Gustav.
Ella se giró para mirarlo a los ojos, los cuales mostraban sinceridad.
Gustav se puso de pie y sacudió sus pantalones después de decir eso.
—¿Vas a venir conmigo en la noche para la observación, verdad? —preguntó Gustav mientras miraba a Angy.
—Uhm, sí —respondió ella mientras también se ponía de pie.
—Bien, prepárate —dijo Gustav y se giró para abrir su puerta.
—¿Prepararme para qué? —preguntó Angy con una expresión de curiosidad.
—Lo verás cuando llegue el momento, ve a dormir —dijo Gustav mientras entraba a su apartamento.
—Hmm, está bien —respondió Angy—. Buenas noches, Gustav —añadió mientras se daba vuelta.
—Buenas noches, Angy —respondió Gustav mientras la puerta de su apartamento se cerraba.