Los cuerpos de los gusanos solares de repente comenzaron a brillar con un color marrón rojizo.
¡Sshhhsss!
La temperatura del entorno comenzó a aumentar rápidamente.
La primera idea de Gustav fue enfrentar al segundo gusano solar que estaba más cerca de él, pero al sentir la intensa ola de calor que impregnaba el ambiente, cambió de opinión.
Inicialmente pensó que no sería nada serio, ya que solo había unos veinte gusanos solares en las cercanías, pero ahora se daba cuenta de cuán equivocado estaba.
Su ropa negra superior se quemó al instante, revelando su pequeño pero bien tonificado físico muscular.
El entorno se volvió tan caliente y seco que Gustav sintió que ni siquiera diez veces la calidez del desierto podían compararse.
Inmediatamente dio la vuelta y se dirigió hacia el lado oeste de la cueva.
Mientras escapaba del área de efecto, ya sentía quemaduras dolorosas en todo el cuerpo.
Su piel ya había adquirido un tono rojo intenso.