—No, también tendremos que pasar por uno de ellos. Después de esto, habré estudiado lo suficiente para descubrir la diferencia —respondió el chico con el traje azul completo mientras avanzaban.
—¿Todavía tienes suficiente energía para llevarnos a todos con un salto? —preguntó uno de ellos nuevamente, y el chico respondió asintiendo.
Delante de ellos había dos portales plateados que brillaban.
Parecía que estos participantes podían identificar el lugar donde aparecían los portales.
Por su conversación, Angy ya dedujo que planeaban entrar a uno de los portales a ciegas.
¡Swoooshh!
Rápidamente corrió hacia adelante y llegó frente al grupo.
El grupo detuvo su movimiento y la miró con miradas sospechosas.
Finalmente colocó a la criatura peluda que había tenido en sus brazos todo este tiempo en el suelo, a varios pies frente a los dos portales.
—¡Oye! ¿Quién diablos eres? ¡Quítate de en medio! —gritó una chica con un traje rosa.
Angy se dio la vuelta y los miró.