La Extraña Cavidad

Gustav observó a la chica bajita, linda pero con un aspecto violento, con cabello de color índigo que acababa de llegar.

¡Suspiro!

Resultaba ser la misma chica sobre la que había saltado en la escalera que conducía a las ruinas.

Gustav podía decir que sería una molestia.

—Ahora te he alcanzado —dijo mientras reía.

Gustav la miró como si estuviera retrasada. Había estado tratando de alcanzarlo desde el principio, al igual que los participantes que comenzaron una pelea para ser los primeros en llegar al fondo de la escalera.

—Bueno, ahora que me has alcanzado, ¿qué sigue? —preguntó Gustav mientras otro suspiro escapaba de sus labios.

La cara de la chica se congeló instantáneamente al escuchar eso.

—¿Qué... sigue? —murmuró con un tono bajo.

Durante varios segundos, se quedó en su lugar con una expresión contemplativa, incapaz de responder a la pregunta de Gustav.

Gustav solo sacudió la cabeza y comenzó a moverse hacia el otro pasaje.