Una de las cejas de la Señorita Aimee se levantó mientras miraba a Gustav.
—¿Qué te hace decir esto? ¿Hacia dónde vas con estas suposiciones? —preguntó con un tono sospechoso.
—Bueno, ¿y si...? Quiero decir, solo qué pasaría si el planeta Humbad todavía existiera y los libros de historia hayan estado equivocados todo este tiempo —dijo Gustav con una mirada de contemplación.
—Hmm —la mirada de la Señorita Aimee se mantuvo en Gustav con sospecha.
La Señorita Aimee sabía que Gustav no era de los que mencionaban cosas así frívolamente. Podía notar que este pensamiento debía venir de algún lado, o algo debía haberlo desencadenado.
—Hmm, siento que estás en algo, pero lamento arruinar tu ilusión... El planeta Humbad ya no existe, tal como dicen los libros de historia —dijo la Señorita Aimee con una mirada de certeza antes de volver a cerrar los ojos una vez más.
—¿Hmm? —Gustav tenía una expresión confundida mientras exclamaba.
«¿Por qué se ve tan segura?», se preguntó.