—¡Detente! —gritó ella con un tono fuerte y procedió a ponerse de pie.
—Necesito irme ahora... Quiero entrenar por mi cuenta —expresó Angy mientras se movía hacia adelante.
—¿Eh? —exclamaron ambas chicas desde la posición de la cama con una expresión de sorpresa.
—Espera qué... —Glade estaba a punto de hablar cuando Angy la interrumpió.
—Quiero ir sola... Por favor, ninguna de ustedes debería seguirme —dijo mientras salía por la puerta.
Glade y Matilda se miraron entre sí, perdidas sobre qué hacer...
Angy llegó afuera de la puerta y recordó la rutina de esta mañana, donde cayó de la montaña y tuvo que regresar nuevamente.
Logró superarla la segunda vez y finalmente pasó el río, pero se desmayó en el camino que conducía al punto de partida.
Por suerte para ella, Falco la encontró e hizo lo que pudo para ayudarla a recuperar la consciencia.
Cuando recobró el sentido, Glade, Falco, E.E. y Matilda la habían llevado de regreso al punto de partida.