Cuando llego al campo de entrenamiento, ya había unas cien personas allí y más estaban llegando por minutos. Simplemente me senté en la pequeña roca junto al árbol esperando a que aparecieran todas las personas, mientras pasaba el tiempo llegaban más y más personas. Para cuando marcaban las 7:30, casi cuatrocientas personas esperaban junto al campo de entrenamiento. Esta vez los jóvenes de la organización no vinieron juntos, vinieron solos y en grupos. Jill y su hermano, Raquel con sus dos amigas también llegaron y al verme Jill vino hacia mí mientras su hermano hablaba sonriendo con la amiga de Raquel. Cuando solo quedaban diez minutos para las ocho, casi todas las personas habían llegado y apenas se veía a nadie viniendo.