¡Bang!
El lugar en el que había sido hecho pedazos creando un pequeño pozo. Si esa flecha me hubiera alcanzado, al menos me habría herido gravemente y, en el peor de los casos, habría muerto, así de poderosa era esa flecha.
—¡Lárgate, pequeño bastardo, no tienes derecho a tocar una planta tan preciosa! —escuché, solo para ver que hay un tipo fornido apuntándome con el arco y su arco está activo, significa que solo tiene que soltar la cuerda para lanzarme la flecha.
Este tipo tenía un cuerpo fornido pero baja estatura, además de eso parecía un idiota y está sosteniendo un arco plateado muy delicado, si no fuera porque estoy hirviendo de ira, seguramente me habría reído en voz alta al verlo.
—Lo encontré primero, así que eres tú quien debería largarse —dije mirando al fornido arquero con calma mientras sostenía la espada en mi mano mientras la Armadura Giratoria comenzaba a formarse lentamente sobre mí.