Campeón Dorado

Al ver la transformación de Armand, el público se volvió bullicioso con vítores atronadores. Algunos incluso golpearon sus muslos y se pusieron de pie en admiración. Estaba claro que todos lo aclamaban, y la expresión de orgullo de Armand era evidente para Emery. Un joven de cabello dorado, flotando en el aire sostenido por una única ala dorada resplandeciente en su espalda. Emery no podía negar que era una vista maravillosa, la luz dorada bañando a Armand y siguiendo cada uno de sus movimientos evocaba a un ser divino y había algo en la vista que hacía que la gente quisiera arrodillarse ante él.

—¡Contemplen el poder divino del santo y arrodíllense! —gritó Armand.

Los vítores de adoración resonaron por toda la arena. Esa transformación le había ganado la atención de todo el público. Alrededor del acólito flotante había 8 Lanzaderas Elevadas, todas brillando con la misma luz dorada que su cuerpo. Las lanzaderas giraron a su alrededor una vez antes de lanzarse hacia Emery.