Emery se preparó y fue a la Ciudad del Zodíaco, donde se encontraba el Instituto de Linaje. Justo al entrar a la ciudad, según la invitación que recibió, entró en un pequeño e inadvertido edificio de piedra decorado con un sigilo en forma de un lobo blanco aullando. Emery tragó sus dudas y entró. Solo había alrededor de dos docenas de acólitos allí, pero cada uno parecía estar ocupado hablando y riendo entre sí. Emery miró alrededor y finalmente vio a Brutus.
—Bienvenido a la División de Lobos del Instituto de Linaje —Brutus, con apariencia peluda, sonrió—. No es mucho, ¡pero al menos es nuestra propia base!
—Emery, ¡llegas tarde! Sabes, odio realmente esperar —Tatjana hizo un puchero.
—Vamos, ¡vamos! ¡Vamos ahora! —dijo Andrei con una sonrisa emocionada.