Honor de Caballero

—¿La vida de la princesa?! Su majestad, ¡no tiene nada más por lo que negociar! ¡Solo ríndase! Acepte que este es el fin para Leonessa.

El rey estaba tan débil que apenas podía mantenerse en pie, tropezando consigo mismo mientras intentaba no caer. A su lado, Gwen lo sostenía con fuerza, tratando de mantenerlo erguido.

Él miró sus ojos, su expresión tan indefensa como sus manos temblorosas que atraparon las de ella. —Lo siento, hija, pero hemos perdido…

—Padre... Yo… —La princesa estaba tan superada por la emoción que apenas podía pronunciar las palabras para responder. Con ojos vidriosos, de repente enderezó su compostura y agarró los hombros del rey con fuerza—. ¡No hemos perdido, padre! ¡Sigo aquí! ¡Tus caballeros siguen aquí!