Marauders

En lo alto de la colina que da al mar, justo en el centro de lo que solía llamarse Reino de las Leonas, se podía ver un fuerte.

El fuerte estaba abandonado, rastros de sangre seca, escombros y rocas caídas cubrían el suelo. Restos desgarrados de orgullosos estandartes hechos de fina tela servían como recordatorio de su antigua gloria.

Cientos de personas llenaban el fuerte, todas vestidas con uniformes destartalados. Estaban gritando y hablando entre ellos, creando una cacofonía que se podía escuchar incluso desde afuera.

En el medio del fuerte, habían media docena de postes manchados de sangre fresca. Una persona estaba atada en cada uno, su cuerpo lleno de laceraciones y expuesto al calor del sol. Se podía sentir el sabor del hierro en el aire, pero ninguno de ellos parecía molesto por ello.