El Sueño

Los dos tomaron asiento sobre la exuberante hierba verde que se extendía por las colinas ondulantes mientras el viento suave revolvía sus cabellos. Una hermosa vista se desplegaba frente a ellos; el gran océano azul brillando bajo la luz del sol se expandía hermosamente hacia el horizonte.

A pesar de la belleza del entorno, Emery estaba completamente ajeno al hecho de que accidentalmente había llevado a Gwen a un lugar tan romántico. De hecho, no se dio cuenta hasta que la princesa apoyó su cabeza en su hombro, suspirando soñadoramente.

Permaneció en esa posición por un rato, completamente inmóvil. Sus respiraciones profundas hacían parecer que estaba descargando todos sus problemas y cansancio en su hombro.

Emery solo podía imaginar lo que ella había pasado en las últimas semanas.

Gwen soltó un largo suspiro. —El tiempo vuela tan rápido, ¿verdad, Emery...?

Emery simplemente asintió, dándole a la chica la oportunidad de expresar lo que pensaba.