Había una especie de situación extraña e indescriptible entre Emery y Klea en ese momento. Estaban viviendo juntos en una pequeña casa en una tierra extranjera nevada. Era un lugar pequeño y acogedor con un interior de madera calentado por la pequeña chimenea interior. Una experiencia verdaderamente única.
Desde que Klea bebió esa poción cuestionable, que hizo que su cuerpo se apagara repentinamente por sí mismo, pasó la mayor parte del tiempo en cama, dormida debido a la debilidad extrema.
No solo eso, también parecía que estaba teniendo sueños —del tipo interminable. Muchas veces, Emery la descubriría susurrando algo mientras dormía, como si estuviera haciendo alguna especie de misión.
Cuando estaba despierta, Klea descubriría que estaba demasiado débil para ponerse en pie y, en unos pocos minutos, volvería a caer en el abrazo del sueño. Su complexión era realmente algo que hizo que Emery no pudiera dejar su lado en absoluto.