Cinco días. Ese era el tiempo que estimaban que tomarían las fuerzas combinadas de Norgales, Cantiaci, la Tribu Brigantes del norte y los Daneses para llegar a Camelot, el corazón de Britannia.
Esta sería una batalla decisiva que definiría el futuro de la tierra.
Por el momento, el rey de Logress solo podía esperar y desear que muchos vinieran a unirse a su ejército, al menos lo suficiente para que ellos persistieran. Aun así, incluso si muchas personas se unieran a ellos, todavía no tendrían lo suficiente para ganar la batalla.
Arturo siempre había sido una persona optimista, pero Emery podía notar que el rey de Logress estaba ansioso. No lo diría, pero entendió completamente que, para ganar esta batalla, o incluso solo para sobrevivirla, Britannia necesitaría un milagro.