En ese momento, se podía ver a la chica pelirroja flotando en un estanque lleno de innumerables flores. Sus anteriores gritos erráticos y temblores no se veían por ninguna parte, ya que ahora habían sido reemplazados por serenidad. Su expresión era realmente calmada y relajada mientras su cuerpo estaba rodeado por las flores que brillaban intensamente dentro del agua.
—Maestro, ¿realmente no hay nada que puedas hacer por ella? —preguntó Emery con un tono preocupado. Estaba tan preocupado que no podía evitar lanzar su mirada hacia la chica pelirroja.
Magus Xion, que estaba a su lado, sacudió la cabeza mientras decía:
—Emery, la verdad es que cualquier otro mago con hechizos de curación decentes probablemente podría ayudarla. Lamentablemente, no soy ese tipo de mago.