En la suave brisa, la chica con vestido blanco como la nieve se veía increíblemente hermosa.
Ella se veía tan arrogante e indomable como si no le importara ninguna regla. Una sonrisa perversa y cruel se mostraba en su rostro impresionantemente bello, sus oscuros ojos llenos de desprecio, era como un caballo salvaje que nadie podía domar.
Quizás fueron los ojos de la chica lo que impulsó a Wu Zhong, pues de repente estalló con gran poder. Se lanzó hacia Yun Luofeng, que estaba de pie no muy lejos, como una espada afilada.
La chica estaba inmóvil, con las manos cruzadas en la espalda, su rostro mostrando una sonrisa perezosa pero cruel, y su cabello negro como una cascada ondeando en la brisa.
—¡Su postura mostraba que nunca había tomado en serio a Wu Zhong! Wu Zhong estaba tan ofendido por el desprecio en su rostro que atacó más ferozmente, ¡haciendo todo lo posible por matarla!
—¿No dijiste que ni siquiera podías tocar mi ropa? Ahora te mostraré mi verdadera fuerza.