—¿Les ayudaría a cumplir su deseo, verdad? —No arruinaría su boda, pero eso no significaba que los dejaría ir.
Yun Luofeng elevó ligeramente las comisuras de sus labios, y un brillo peligroso centelleó en sus ojos entrecerrados —Cuarto Príncipe, si no tienes nada más que decirme, puedes irte. En cuanto a la boda de Gao Ling y Mu Wushuang, no la interrumpiré y hasta les daré un regalo de boda.
Gao Shaochen levantó la vista solo para ver una sonrisa maliciosa en su rostro. De repente, su corazón tembló y sintió una extraña sensación en su corazón. Incluso él mismo no entendía de dónde provenía esa sensación, que de alguna manera se apoderó de todo su corazón.
Justo cuando Gao Shaochen iba a caminar hacia Yun Luofeng, una mano grande salió de detrás de la chica y le puso una capa blanca como la nieve —Hace un poco de frío.
La voz del hombre era baja y ronca, pero contenía gran preocupación por ella.