Él quiso decirle a Xiao Lin que si Lin Ruobai sufría alguna pérdida, su padre, que amaba ávidamente a su hija, nunca dejaría ir a la Familia Xiao. Pero en los oídos de Xiao Lin, sonó como si Wei Lianye lo estuviera amenazando, diciéndole que si Lin Ruobai perdía un solo cabello, Wei Lianye no lo dejaría ir.
Rechinando los dientes, Xiao Lin dijo lentamente, enfatizando cada sílaba, —Wei Lianye, si continúas consintiendo a esta chica de esta manera, ¡ciertamente se volverá más descontrolada! Y si causa consecuencias irreparables, ¡la Familia Wei también se verá afectada! Así que, ¡mejor piénsalo dos veces!
Al ver que sus palabras no fueron escuchadas, Wei Lianye se burló y dirigió su mirada a Lin Ruobai, ignorando a Xiao Lin, quien seguía luchando. —Señorita, no te preocupes. Lo he controlado y no puede moverse.