El Ascensor (2)

—La mano de Amanecer estaba pegada al riel mientras la otra sujetaba con fuerza el bote de café —siguió mirándolo fijamente. El sudor le recorría la espalda. Ignoró el ping del teléfono. Las paredes se le cerraban y cerró con más fuerza sus manos alrededor de lo que estaba sosteniendo. Su mente comenzó a buscar formas de escapar. Se sentía como una presa frente a un depredador. Estar atrapada en un espacio reducido con él era peor que haber bailado junto a él en su compromiso.

—Daryn recordó su baile, cómo sus cuerpos se tocaban y cómo él contenía el abrumador deseo de sostenerla contra él. Su aroma lo volvía loco. Llamó a cada espíritu del lobo para controlar a su lobo.

—Buen- buenos días —respondió él.

—Felicitaciones por tu compromiso —dijo ella lentamente. Él era demasiado intimidante.