La cafetería estaba tranquila a esa hora con solo tres personas sentadas en diferentes lugares tomándose su café.
—Eso te va a costar —dijo el hombre sentado frente a Maya—. Ella es una neotide y también trabaja en La Casa de Plata. Si está muerta, la Compañía abrirá una investigación sobre ella.
—Mátala y deshazte del cuerpo —dijo Maya amargamente—. Ella nunca toleraría a esa perra. Si Daryn no viera a Amanecer, la olvidaría y centraría toda su atención en ella. Estaba obsesionada con destruir a Amanecer. Su cuerpo estaba tan tenso que estaba al borde de estallar. —Drogala, mátala, corta sus miembros y luego quémalos —dijo con un tono mordaz, agarrando el borde de la mesa.
—¿Y la investigación? —preguntó él con voz fría.
—Me encargaré de eso —escupió Maya—. Tú concéntrate en tu trabajo.
—Está bien, transfiere el dinero a mi cuenta en el extranjero. Esta vez te va a costar un millón de dólares —dijo él encogiéndose de hombros.