¿Me dejarás? ***

—¿Dormiste bien? —le preguntó, consciente de sus senos presionando contra él. No se movió ni un centímetro por miedo a que ella se apartara.

—Hmm —respondió mientras llevaba su dedo a sus labios y los trazaba. Eran perfectamente arqueados, tan besables. Luego giró la cabeza para apoyarla en su pecho. Despertarse con él, sobre él, era algo a lo que le encantaría acostumbrarse. Su pierna subió ligeramente y encontró su erección. Se sonrojó mientras su calor la envolvía. Escuchaba su corazón lento y constante y dejaba que su mano vagara para sentir sus abdominales. Su cuerpo se tensó bajo su ligero toque haciendo que sus músculos saltaran bajo su piel.

—Me encantaría hacerte el amor más veces, pero en otro lugar —dijo. Su lobo lo arañaba por dentro. Ella agarró su cara con ambas manos, se inclinó hacia delante y la besó profundamente.