—Piedra de Solaris es una joya sagrada, un rubí del tamaño de un huevo de dragón que fue robado del Reino de Aztec hace más de dos mil años. Era una joya de prosperidad y fertilidad de los reyes y también aseguraba que la línea de los reyes continuara —dijo Brantley—. La piedra estaba instalada en el templo de Chimala del palacio real de donde fue robada por los invasores. Desde entonces no ha habido herederos para el reino. Yo soy el último heredero.
Amanecer estaba atónita. Lo que él decía sonaba tan irreal y fuera de lugar que ella solo lo miraba con la boca abierta. Su cerebro era incapaz de formular algún pensamiento aparte del hecho de que registraba una conmoción. Cerró la boca y luego la abrió. Tragó y una voz ronca salió —¿Así que tienes más de dos mil años?
—Un poco más de eso. Dos mil y treinta años.