Las lágrimas le picaron los ojos cuando Amanecer vio que Daryn la había llevado a la tienda, La Tiara, que pertenecía a su padre. Se contuvo de volverse demasiado emocional, pues era un momento feliz. Entraron con el brazo de Daryn rodeando sus hombros. Pero en el momento en que entraron, escuchó la voz de su enemiga de toda la vida. Sus músculos faciales se tensaron.
—Jason, el anillo que me diste para nuestro compromiso se me cayó. Se ha perdido y ahora tu tía, Helena, me está regañando. No es mi culpa que el anillo se me haya resbalado del dedo. Mis dedos son delgados y creo que también estoy perdiendo peso —se quejó Niall—. No es que a ustedes les falte joyería —dijo haciendo un gesto circular con la mano.
—No te preocupes Niall. A veces ella es un poco conservadora. Puedes comprar lo que quieras, ¿de acuerdo? —Jason la aseguró.
—Gracias, mi amor —respondió Niall con una voz dulce.