Durante los próximos días, Pía se comportó como si fuera la reina de la casa, el clan y Villa Bainsburgh. Según sus acciones, todos en este mundo deberían inclinarse ante ella, ceder a sus demandas y si ella quisiera que estuvieran muertos, quizás deberían ir y saltar a un pozo y ahogarse hasta la muerte.
Lanzó un plato de brócoli al suelo gritando:
—¿Qué es esta porquería que has preparado? El vidrio del plato se hizo añicos y la verdura se esparció por el comedor. —Estoy embarazada y necesito comer algo que me encante, no esta basura que preparas en la cocina —le ladró al mayordomo.
Otros alrededor de la mesa se irritaban por sus arrebatos de irritación. Antes solía regañar a los sirvientes en voz alta, pero este era el peor comportamiento que había tenido. El mayordomo lanzó una mirada secreta a Amanecer, quien observaba el fiasco con el brócoli a medio masticar en la boca.