—Amanecer, escúchame con atención —dijo.
—Daryn no está accesible. Hemos intentado llamarlo varias veces, pero no responde —continuó Gayle.
—Estoy enviando a algunas personas allí para averiguar sobre él. Si te envía un mensaje, te llama, mantenos informados —le informó.
—¿Qué dice el Gerente? —preguntó Amanecer.
—Está diciendo lo mismo, que se encontró con Daryn y dijo que nos llamaría pronto —respondió.
—¿Has hablado con su piloto? —indagó.
—Lo intentamos, pero también está inaccesible —le explicó.
—Entonces, ¿qué demonios estamos haciendo aquí? —dijo Amanecer con la mandíbula apretada—. Tantos signos de advertencia y aún ustedes están aquí? —le dieron ganas de levantar una mesa y hacerla pedazos—. ¿Se han vuelto locos? —gritó.
—Quiero hablar con el Gerente ahora —exclamó—. Contacta el aeropuerto ahora y busca las coordenadas del avión. ¿Cómo pueden ser tan descuidados con Daryn? —acusó.