Vestido con su ropa de oficina, con una corbata ligeramente suelta, un traje arrugado, pantalones y el cabello desordenado, se paró en la puerta con una sonrisa sensual. —¿Cómo está mi linda pequeña bruja hoy? —dijo con una voz sexy que envió sangre entre sus muslos.
—¡Daryn! —Olvidando que todavía estaba de pie en un piso resbaladizo, ella saltó hacia él y en el proceso tropezó y su toalla se abrió. Daryn se lanzó hacia ella y sus rápidos reflejos la salvaron de caer. Amanecer lo miró con una sonrisa—. Bueno, ahí va mi plan de darte la bienvenida a casa con dignidad y estilo —dijo con una risita sujetando su toalla.