Amanecer frunció los labios. Podía sentir la mirada espeluznante de Joshua sobre ella. Antes de que pudiera levantar su placa, el subastador anunció:
—Tenemos a un caballero en la parte de atrás con veintitrés mil millones.
La sala cayó en completo silencio. El Alcalde levantó su placa de inmediato. Veintitrés mil quinientos millones de dólares. En ese momento Joshua saltaba en su asiento. Su emoción desbordaba. Amanecer aspiró profundamente entre sus dientes. Lo odiaba desde el fondo de su corazón. No sabía cómo, pero Joshua había logrado convencer al Alcalde de comprar la refinería. No solo eso, se preguntaba cómo había vuelto a caer en las buenas gracias del Alcalde a pesar de lo que hizo la última vez. Desconcertada por el nuevo desarrollo, no sabía cuándo el subastador golpeó el martillo sobre la mesa una vez.
—¡Amanecer! —Cole la dio un codazo de nuevo.