—El asistente He estuvo en silencio durante mucho tiempo y preguntó:
—Señorita, ¿de verdad quiere dejar este país?
—Yao Ran negó con la cabeza y respondió:
—Cambié de opinión. No dejaré este país, pero no quiero vivir más en esta ciudad. Me mudaré a Ciudad Juncheng.
—Al oír esto, el asistente He entendió por qué quería irse. Suspiró:
—Eso es bueno. Más le vale alejarse de su padre y su familia.
No hay muchas personas en su vida que se preocupen por ella, pero el asistente He es una de ellas.
—Yao Ran pensó por un momento antes de decir:
—Asistente He, recibí un mensaje secreto de alguien que viene un tifón.
La noticia del tifón que se aproximaba se había transmitido durante varios días y el asistente He también lo sabía. Miró a Yao Ran y dijo:
—Señorita, no se preocupe por mí. Usted necesita cuidarse a sí misma.
—Mirando su rostro sincero, Yao Ran se acercó un paso más a él y bajó la voz: