Los oídos de Yao Ran zumbaban mientras observaba cómo el suelo se abría, las montañas se derrumbaban y los mega tsunamis avanzaban hacia el interior, consumiendo todo a su paso.
Su aeronave de transporte militar tembló violentamente por la onda de choque, haciendo que perdieran altitud.
Shi Xuan apretó con fuerza los controles, los jaló y gritó:
—¡Aguanta!
Luchando contra la turbulencia, hace todo lo posible por volar la aeronave más alto. El violento temblor hizo que el corazón de todos latiera rápido mientras el miedo se atoraba en sus gargantas.
¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!
La alarma sonó continuamente y las luces de advertencia rojas centellearon intensamente. En ese momento, el reloj de Yao Ran volvió a sonar cuando otro mensaje de emergencia apareció en la pantalla.
¡Bip! ¡Bip! ¡Bip!
Presionó el botón, y apareció otro mensaje urgente.
—¡Impacto confirmado! ¡El asteroide ha golpeado el hemisferio occidental! ¡Todo el personal proceda inmediatamente a las coordenadas designadas!