—He investigado sobre ti, pero no pude encontrar nada —admitió Lu Xingzhou, sus ojos estrellados claros.
—¿Dónde está la diversión si solo te doy la respuesta? —Ella arqueó las comisuras de su boca, riendo con una mezcla de arrogancia y salvajismo.
—¿No quieres jugar en serio el juego? Tendrás que descubrirme poco a poco, como pelar una cebolla. Solo ten en cuenta que puede picarte los ojos y hacerte llorar.
—Unas cuantas lágrimas no son nada —rió Lu Xingzhou sin restricciones, sus ojos empañados con una capa brumosa.
—¿Tienes idea, Jiang Man, de cuán letal es mirar flores a través de la niebla? Cuanto más te ocultas, más quiero dispersar la niebla y verte claramente.
—Mhm —Jiang Man levantó sus cejas:
— No me importa esperar, adelante y dispersa.
—Tomará mucho tiempo en un nivel espiritual, pero físicamente... será rápido —Con sus palabras, la mirada de Lu Xingzhou cayó sobre su pecho agitado, sus dedos delgados jugueteando con el botón de su ropa.