—¿Un malentendido? Entonces, ¿por qué no lo aclaras? —Lu Xuemei parecía frenéticamente preocupada.
Las expresiones de los demás eran similares a las de ella, insatisfacción evidente con la actitud deliberadamente misteriosa de Jiang Man y su costumbre de hablar a medias.
—Realmente envidio a Yaya~ —Jiang Man sonrió ligeramente, mirando a Wen Jingya, quien siempre permanecía en silencio y discreta.
Al oír sus palabras, la habitación cayó en un silencio atónito.
Incluida Wen Jingya, cuyo corazón de repente latía con fuerza como un tambor.
¿No debería el foco estar en Jiang Man? ¿Por qué mencionarla a ella?
—Lamento no haberme convertido en miembro de la Familia Lu, no tener una abuela tan maravillosa, una tía tan hermosa, y una cuñada tan bondadosa... —continuó Jiang Man.