—¿Qué importancia tiene para ti esa subasta de joyas rotas? —Hu Ming levantó el párpado y miró a Chen Anna con una mirada inquisitiva.
—¿Has oído hablar del Jade Espíritu Milenario? Dicen que si llevas una pulsera hecha de este jade, ¡cura todas las enfermedades! —Chen Anna asintió enérgicamente.
—En estos tiempos, ¿todavía crees en eso? —Hu Ming rodó los ojos—. ¡Esos vendedores de jade solo te están esquilando como a ovejas!
—No entiendes —dijo Chen Anna, algo urgente, sus ojos brillaban mientras se volvía hacia Jiang Man—. Maestra, ¿has oído hablar de ello?
—He oído hablar de ello —Jiang Man levantó lentamente las cejas.
—En cuanto a sus efectos, no los he visto.
—Tampoco los he visto, pero como hay tales rumores, debe haber algo de verdad en ellos. Mi papá ha estado sufriendo de insomnio crónico y pesadillas, y estoy pensando, si esta piedra de jade se coloca al lado de la almohada, ¿podría tener un efecto calmante?