Es solo que su novia es demasiado independiente para necesitarlo.
El corazón de Su Ran se sintió cálido, y la sonrisa en sus ojos se volvió aún más suave.
—Todavía no valen tu intervención, y además, golpear a la gente no es bueno. Duele a otros sin beneficiarse uno mismo; somos personas razonables. Si quieren justicia, tendrán que ver si tienen la habilidad para conseguirla.
Su Ran curvó sus labios, un destello de agudeza y sabiduría brillando en sus ojos mientras toda su actitud cambiaba, irradiando de repente un aura fría y resuelta.
—En mi dominio, yo soy la justicia.
Fu Qiyuan alzó las cejas, inclinando ligeramente la cabeza, mientras Su Ran miraba hacia adelante, con una expresión perezosa y desenfadada, brillando intensamente.
Un toque de impotencia se reflejó en sus profundos ojos. Podía apoyarla completamente, y con él a su lado, no tendría que esforzarse tanto.