—Entonces déjame decirte —él dijo.
Su Ran contuvo la respiración, sus ojos caóticos de confusión, el rostro del hombre tan cerca que le era difícil mantenerse calmada. Mientras sus palabras se desvanecían, un beso frío se posó sobre ella. El roce en sus labios era ligero, su beso increíblemente suave, moliendo poco a poco, firmemente aprisionándola sin espacio para resistir.
El cuerpo tenso de Su Ran gradualmente se relajó bajo sus movimientos suaves y pacientes, y se encontró respondiéndole. Su respiración se volvió más rápida y *caliente*, y sus manos instintivamente subieron a sus hombros, sus dedos apretándose ligeramente, aferrándose firmemente a su bata de baño en sus palmas.