CAPÍTULO 17. El amuleto de la buena suerte

—¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Nina con un tono atónito.

—¡Ya sabes por qué! Piénsalo, obtendrás la respuesta muy pronto —dijo Ira, con una risa cómplice.

—Oh, sí. ¡Tiene que hacerlo! ¡No tiene opción! Eres pura maldad, Ira —respondió Nina y estalló en risas ella misma.

—No fue realmente culpa mía. ¡Todo gracias a nuestro querido líder, tiene que volver a mí cada vez! —habló Ira con una sonrisa arrogante en su hermoso rostro.

...….

Visión de Giselle:

Hubo un pequeño golpecito en mi puerta. Pensando que era uno de los trillizos, abrí la puerta emocionada pero se me cayó la cara al ver a mi madre de pie frente a mí.

—¿Qué es ahora? —pregunté con un tono neutro mientras volvía a entrar en la habitación.

—¿Todavía estás enojada conmigo? —preguntó Vera. Podía escuchar la preocupación en su voz.

—No. Solo estoy cansada —mentí.

Aunque no era una mentira completa. ¡Tuve tantos orgasmos en tan poco tiempo, fue agotador!