Punto de vista de Giselle:
—Chicos, quiero decirles algo —dije mientras levantaba la vista de mi comida.
—Dilo, bebé —Kevin fue el primero en responder.
Tragué duro porque sabía que lo que iba a decir ahora me iba a ganar una reacción desastrosa por parte de los trillizos.
—Es un poco embarazoso decirlo pero... —dije en voz baja, pero uno de los trillizos me interrumpió.
—¿Pero? —Riven me miró con ojos críticos.
—¡Todavía no puedo diferenciarlos a todos solo escuchando sus voces! —dije apresuradamente, de un solo aliento.
Cerré los ojos y me cubrí la cara con las palmas de mis manos de la vergüenza.
—¿Qué? ¿No nos reconoces por nuestras voces? —Kevin repitió después de mí en shock.
—Puedes reconocernos mirando nuestras caras, ¿verdad? —Stefan preguntó en tono curioso.
—Sí, pero si estoy de espaldas a ustedes y me llaman, no puedo diferenciar entre ustedes tres. ¡También tienen voces idénticas! —respondí, pero aún no quité mi mano de mi cara.