—¡Hoy estoy de humor para matar!
Punto de Vista de Tercera Persona:
El dolor de las heridas no era nada para él, pero la sensación que sentía después de que el acónito cayera directamente sobre su herida era insoportable.
—¡STEFAN! —Giselle gritó preocupada cuando Stefan casi perdió el equilibrio.
Corrió hacia él pero antes de que pudiera pisar de nuevo la carretera, la voz de Stefan la detuvo en seco.
—¡No te muevas, Giselle! ¡Quédate donde estás! ¡Estoy bien! —Stefan respondió, su voz estaba llena de dolor, pero aún así sonrió cuando se volvió hacia ella.
—Stefan, estás herido —dijo Giselle, estaba casi llorando.
—Realmente estoy bien, amor. Solo quédate atrás y concéntrate en protegerte —Stefan suplicó esta vez.
Giselle se detuvo cerca del árbol gigante a petición de Stefan y cerró los ojos frustrada.
—Stefan tiene razón, Giselle. Por favor, no avances. Nosotros nos encargaremos. Estaremos tranquilos sabiendo que estás bien —Kevin le pidió en un tono suplicante.