Punto de Vista de Tercera Persona:
Stefan ya estaba herido. Debido a que el acónito cayó sobre sus heridas, el proceso de curación era bastante lento en comparación con lo normal. El ataque de su hermano abrió sus heridas que lentamente sanaban.
—¡Stefan, estás sangrando de nuevo! —dijo Giselle con tono preocupado mientras señalaba su brazo sangrante.
—Está bien, amor. Dejaré que alguien del equipo médico lo limpie y aplique un ungüento. Deja de preocuparte por cada pequeñez —respondió Stefan con voz suave y cortés.
—¿Lo prometes? —preguntó Giselle con los ojos entrecerrados.
—Sí, lo prometo, amor. Solo cuida de Caleb. Él te escucha —dijo Stefan mientras tomaba su mano.
—Tú también cuídate, bebé —Giselle besó su mano.
Caleb miró la herida abierta de su hermano y la realidad lo golpeó.
—Lo siento, hermano. No fue mi intención —dijo Caleb en tono suplicante.