—Si quieres probar mi cocina, entonces tienes que hacer un pedido y prometer vaciar el plato cuando lo aceptes —respondió Joanna, contenta de que él estuviera considerándolo.
Estaba ansiosa por cocinar para él pero no quería que sus esfuerzos fueran en vano, recordando su reacción la primera vez que cocinó para él.
Alex reflexionaba sobre sus opciones mientras Violet estaba convenientemente ausente, dándoles la oportunidad de hablar como pareja.
—¿Incluso si es horrible? —preguntó Alex, aún atormentado por el recuerdo de la cocina de su madre después de su fallecimiento.
Él sabía poco o nada sobre cocina, nunca teniendo tiempo para hacerlo. Aiden tampoco era del tipo hogareño, así que en pocas palabras, Alex no tenía motivación para aprender a cocinar.
—Si yo puedo comerlo, tú también —respondió Joanna prontamente.
Alex sonrió, encontrando motivación en la sugerencia hecha por Aiden para que probase la cocina de Joanna, por si acaso realmente sabía como la de su madre.