Un grito agudo escapó de la garganta de Joanna al ver al hombre en la cama con ella, pero todo lo que recibió a cambio fue risa. Una risa irritante que aceleraba su corazón y hacía estallar su ira.
—¿Quién eres? ¡Aléjate de mí! —gritó, poniendo tanta distancia entre ellos como fuera posible.
No recordaba la última vez que había gritado así. Había dormido en el sofá la noche anterior, entonces ¿cómo estaba ahora en la cama? La mente de Joanna estaba en caos.
¿Todo lo que había pasado anoche fue solo un sueño? Si era así, ¿cómo terminó aquí?
Este no era el cuarto en el que había dormido en la casa de Alex, y hasta donde recordaba, Alex estaba con ella anoche. Entonces, ¿quién era este hombre rubio?
—Me pagaste para pasar la noche. ¿Lo olvidaste? —Su pregunta la volvía loca.
Gracias a Alex, ya era rica, pero ¿cómo podría haber pagado a un hombre para dormir con ella? Ni siquiera recordaba la sensación del sexo.